ORIGEN DEL NOMBRE

Cuenta la tradición que el príncipe Siddharta, antes de llegar a ser Buda, reflexionaba ¿quién soy yo?, ¿qué estoy haciendo con mi vida?,…soy un mortal sujeto a la vejez, la enfermedad y la muerte. Entonces, surge en su mente ¿y si ahora  hiciera otra cosa?, buscar aquello que es eterno, inmutable, perfecto, en lugar de estar sujeto a lo anterior. Abandonó su hogar en pos de esa búsqueda, iniciando su proceso de conversión, o “cambio total”, de lo condicionado a lo incondicionado. En ese punto, identificó la senda que se extendía ante él con esta simple pero contundente expresión védica que se encuentra en las Upanishads más antiguas: ESANA, que podría traducirse como voluntad, búsqueda, aspiración, ir en pos. Siddharta podía continuar con la “búsqueda innoble”, o en lugar de ello emprender la “búsqueda noble”, ESANA.